El consuelo de ser un hijo de la chingada es que:
los hombres buenos se quedan con las peores mujeres.
los hombres buenos se quedan con las peores mujeres.
Son los buenos hombres los únicos que podrían con ellas, con
sus chantajes, sus berriches
sus insolencias, desplantes y humillaciones, aguantan porque hay cierta virtud de resistencia en ser pusilánime.
sus insolencias, desplantes y humillaciones, aguantan porque hay cierta virtud de resistencia en ser pusilánime.
Una mala mujer nunca estará con un mal hombre, porque este
sabe realmente como es ella, cómo tratarla, y que no merece mucho, ni tomar
todo su drama en serio.
Y a uno como hijo de la chingada le toca lo mejor de lo mejor,
porque sabe que no vale la pena para amargarse la vida, que si no
trae gozo, hay otros pozos.
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